Dichas dificultades pueden ser, entre otras, problemas escolares, trastornos de aprendizaje, alumnos con necesidades educativas especiales, trastornos por falta de atención con o sin hiperactividad, y demás dificultades que condicionen de alguna manera el aprendizaje.
Antes de iniciar el tratamiento, se realiza una valoración inicial para detectar las dificultades específicas y las posibles causas, y se establecen los objetivos generales y específicos a conseguir a través de la intervención con el niño/a o adolescente.
La intervención se realiza de forma sistemática, en coordinación periódica con el centro escolar, junto al trabajo realizado con la familia.